Coaching Activo para Parejas
Consiste en una intervención mediante un método de superación para abordar desafíos y conflictos de parejas, que utiliza herramientas Ontológicas, Teleológicas; alineado con la Inteligencia Emocional.
Un proceso de Coaching de pareja es distinto de un proceso de Coaching personal.
No se trata de que el Coach realice dos procesos personales a la vez. Es el proceso de un sistema. La pareja no solamente es la suma de 1+1, es también la construcción de una entidad con carácter propio: la pareja. La pareja entendida como un equipo, como una sinergia que ha permitido a dos personas conseguir resultados que por si solas no podrían alcanzar.
Como cualquier equipo, la pareja puede entrar en conflicto. El conflicto se puede originar por un desacuerdo, un malentendido, una crisis personal, mala comunicación, inseguridad, estrés, etc.
Cuando una pareja entra en crisis, cada uno de sus miembros va a tener una percepción distinta de la realidad en la que se encuentra en ese momento la pareja, una percepción distinta de cuales son sus necesidades.
Uno de los factores que puede dificultar la relación es el nivel de maduración emocional en que se encuentre cada miembro de la pareja. Una de las funciones del Coach es dar un feedback a la pareja, para que tomen conciencia del momento madurativo en el que se encuentra cada uno de ellos, con el objetivo de ayudarlos en su evolución desde la dependencia a la interdependencia.
Partiendo de la necesidad de cada integrante, de ser considerado miembro de la pareja y de que se reconozca y valore su punto de vista; el Coach induce a descubrir la importancia de comprender el punto de vista del otro y así poder explicar el propio. De esta manera, ambos se vuelven conscientes de la necesidad de tener en cuenta los diferentes puntos de vista, para que juntos aunen esfuerzos y consigan el objetivo común. En este nivel, la necesidad de la pareja es la de volver a ser un gran equipo, cooperando conjuntamente.
Superando las Crisis
Normalmente, las crisis de pareja suelen atribuirse a la ausencia de diálogo, a lo que se suma a veces, el diálogo mal construido.
Códigos diferentes, distintos sistemas de crianza, diversas creencias, personalidades distintas, etc., suelen ser motivo de disputas y desencuentros.
Por eso en los últimos años las parejas recurren al coaching con ánimo de aprender a negociar en sus relaciones, y como una sana actividad "preventiva" compartida a partir de un espacio de diálogo consensuado fuera del trajín de cada día.
Las palabras no son producto de la casualidad, detrás de ellas están los indicadores señalados, además de los “juicios previos”, que vienen de familia, de lo que aprendimos en relaciones anteriores. Todo lo dicho es producto de un esquema elemental.
Somos mejores habladores que escuchadores, y tenemos que aprender que nuestra manera de ver e interpretar no es la única verdad, existen otras formas ver e interpretar, que al constituirse en “otra verdad” genera conflicto.
Es bastante frecuente que en una relación de pareja, especialmente si se llevan muchos años juntos, se atraviese por lo que se denomina “una crisis”, una etapa en la que uno o ambos empiezan a cuestionarse muchas cosas, a expresar insatisfacción en algún grado y a necesitar cambios, porque el modelo de relación que mantenían no acaba de servirles en la actualidad.
En ese sentido, como ya apuntábamos, el amor es algo dinámico, por lo que es absolutamente normal que pase por distintas etapas, y es irracional pensar que siempre sentiremos lo mismo, pase lo que pase. Puede ocurrir que uno o ambos se distancien, conscientes de que está sucediendo algo que, más tarde o temprano, demandará un cambio en un sentido o en otro: o bien sacar un aprendizaje del periodo de vacas flacas y apostar por lo que se tiene en común; o bien finalizar la relación, tras concluir que ya no se aportan lo suficiente para continuar juntos en un proyecto de tal envergadura.
Recordemos que una pareja debe permanecer junta, mientras ese vínculo signifique un crecimiento para ambos.
Cuando una pareja se encuentra en esta encrucijada, antes de precipitarse a tomar una decisión definitiva, es más aconsejable que se tomen un tiempo para reflexionar y recopilar información de lo que les ha podido llevar a esa situación, valorando qué podrían hacer para solventarlo.
Para ello, es de gran utilidad responder las preguntas que el Coach realiza, y teniendo en cuenta la importancia de ejercicio de autocuestionamiento, el Coach conducirá el proceso a partir de una perspectiva diferente, evitando las influencias aprendidas de familiares, amigos y/o las creencias de terceros.
Se detectarán los cambios o circunstancias que han influido para generar la crisis, como fueron abordadas y si se podría haberlo hecho de otra manera.
También aflorará la responsabilidad conjunta, y las conductas de ambos que han contribuido al problema.
Por supuesto, durante el proceso el Coach colaborará para que ambos descubran el grado de motivación que existe para recuperar lo que tenían, y las cualidades o recursos de cada uno que podrían contribuir a solucionarlo. Y contribuirá a que ambos consensúen los objetivos necesarios paara mejorar y superar el trance, si esta fuera la decisión de la pareja.
Piensa en tu relación de pareja, ¿sigue existiendo lo que te aportaba en algún nivel, por pequeño que sea?. ¿Podría recuperarse?.
¿Realmente han intentado hacer algo distinto para afrontar los mismos problemas que se repetían?. ¿Sabrías cómo hacer algo diferente?
En temas de pareja, no existen respuestas absolutas, pero lo que sí está demostrado es que, a veces, no sabemos solucionar un problema, porque no sabemos hacernos las preguntas adecuadas.
Si necesitas ayuda, cambia tu perspectiva, el Coaching de Pareja puede ayudarte.